viernes, 7 de enero de 2011

MI DIOS ES EL ÚNICO Y VERDADERO.

Un gato pasó, casualmente, junto a una asamblea de perros, cuyo líder decía:
-¡Hermanos, oremos juntos y pidamos con fervor que nuestro Gran Dios Perro nos envíe del cielo sabrosos y abundantes huesos!
El gato se alejó de allí, diciendo para sí:
-¡Herejes, idólatras, infieles! ¿Cómo es posible que crean y oren a ese dios pagano y no al verdadero, al único, a nuestro Gran Dios Gato? ¿Y cómo es posible que, en vez de secos y pelados huesos no pidan exquisitos ratones?

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En este relato fabulístico, volvemos a ver el uso de la personificación como figura literaria; en muchas fábulas, más allá del tema que se aborde, se advierten intenciones humorísticas que refuerzan, por empatía, la idea de lo que se quiere destacar. Esta es una de ellas: a pesar del tema religioso tan profundo, la actitud de los personajes y su simpleza, logran el hecho reflexivo que se busca. 

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