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Continuaron fumando el narguile durante algún tiempo, mientras el sol se escondía. Estaban conversando en árabe, y el muchacho se sentía muy satisfecho por haber logrado hablar el idioma. No se lo habían enseñado sus ovejas.
Hubo una época en la que creyó que las ovejas podían enseñarle todo lo que hay que saber sobre el mundo.
-"Debe haber cosas que las ovejas no pueden enseñar-pensó el joven- porque sólo se preocupan por buscar agua y comida; sin embargo, ¡cuántas cosas me dijeron, sin hablarme, sólo haciendo! Y si aprendí con las ovejas, puedo aprender también con el desierto. Él me parece viejo, generoso y sabio, sólo tengo que prestarle mucha atención".
El viento no paraba; tal vez estaría ahora rozando levemente la lana de sus ovejas, que seguirían en busca de agua y alimento, allá lejos, por los campos de Andalucía.
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La personificación es el recurso literario que se destaca en estos párrafos. Se trata de atribuir características humanas a animales, a objetos inanimados, a fenómenos naturales, a cualidades y virtudes, etc., presentándolos como protagonistas de acciones inherentes al hombre. Tal es, también, el caso de las fábulas, los cuentos maravillosos y algunas alegorías.
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