Cuando el puente estuvo terminado, en uno de sus pilares se inscribió en griego y arameo: "Este puente fue edificado por el rey Antíoco II".
Y toda la gente atravesaba el buen puente sobre el río Assi.
Y una tarde, un joven considerado por algunos un poco loco, descendió hasta el pilar donde estaban grabadas las palabras y, cubriendo la inscripción con carbón, escribió encima:
"Las piedras de este puente fueron acarreadas por las mulas desde las colinas y, al ir y venir sobre ellas, ustedes están cabalgando sobre el lomo de las mulas de Antioquía, constructoras del puente".
Y cuando la gente leyó lo que el muchacho había escrito, algunos se rieron y otros se admiraron y dijeron:
- "Ah, sí, ya sabemos quién hizo esto. ¿No está un poquito loco?"
Pero una mula le dijo a otra, riendo:
- "¿Recuerdas que de veras nosotras acarreamos esas piedras? Y sin embargo, hasta ahora se decía que el puente había sido construído por el rey Antíoco".
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Este bello fragmento pertenece al libro "El vagabundo", de Khalil Gibrán, (1883-1931), poeta nacido en Líbano, pero radicado desde niño en E.E.U.U.
Además de la narrativa, se destacó en las artes plásticas, con gran éxito.
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