lunes, 20 de junio de 2011

ESTUPEFACCIÓN

Un vecino de Nasrudín fue a visitarlo.
Mulá, necesito que me preste su burro.
- Lo lamento -dijo el Mulá-, pero ya lo he prestado.
No bien terminó de hablar, el burro rebuznó. El sonido provenía del establo de Nasrudín.
- Pero, Mulá, puedo oír al burro que rebuzna ahí dentro.
Mientras le cerraba la puerta en la cara, Nasrudín replicó con dignidad: «Un hombre que cree en la palabra de un burro más que en la mía no merece que le preste nada.»

..............................................................................

El fino sentido del humor de los cuentos sufíes, brindan enseñanzas y conclusiones que superan las palabras, por su simpleza, simpatía e imposibilidad de ser encasillados o clasificados. Las ocurrencias de un personaje como el Mulá Nasrudín son célebres por su astucia e ingenio, que las hacen irrefutables.