martes, 30 de enero de 2018

EMPEZAR POR LO PEQUEÑO...

Un asceta meditaba profundamente en su cueva cuando se sobresaltó por la presencia de un ratoncillo que se puso a roer sus ropas.

-¡Márchate, tonto!- dijo el ermitaño - ¿No ves que has interrumpido mi meditación?

-Es que tengo hambre - contestó el animalito.

-Llevaba más de treinta días de meditación buscando la unidad con Dios y me has hecho fracasar - se lamentó el hombre.




-¿Cómo buscas la unidad con Dios, que es tan grande, 
si no puedes siquiera sentirte unido a mí, que soy un pequeño y simple 
ratón?- concluyó el roedor...



......................................................











Breve narración anónima, de transmisión oral