sábado, 8 de septiembre de 2012

LA DUDA

"El vino tiene el color de las rosas.
El vino, quizá no es la sangre de la viña, sino la de las rosas.
La noche no es quizá más que el párpado del día.
Pregúntale, pues, al sabio si tiene razón de alegrarse por la felicidad que viene, o acongojarse por la desdicha que no espera.
No ves más que las apariencias de las cosas y de los seres.
Aprende que Alá nos ha dado el amor de la misma forma que ha dado veneno a ciertas plantas, tan verdes y bellas como otras".

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Fragmento, adaptado, de RUBAIYYAT, de Omar Khayyam (Persia, entre los siglos XI y XII)

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La Duda, como recurso filosófico o de aprendizaje, consiste en desconfiar de los conocimientos que no sean evidentes, es decir, que no se manifiesten con total claridad y distinción, aún los que provienen de los sentidos, pues frecuentemente nos engañan, y, según ese concepto, si engañan una vez, pueden hacerlo siempre.
Varios siglos después, precisamente en el XVII, René Descartes proponía una duda metódica, que sometiese a juicio los conocimientos de la época, aunque, a diferencia de los escépticos, la suya era una duda orientada a la búsqueda de principios últimos sobre los cuales cimentar sólidamente el saber.
Descartes es considerado como el iniciador de la filosofía racionalista moderna: "Cogito ergo sum".
Los pensadores persas ya lo habían notado...

                                                                   

martes, 28 de agosto de 2012

SABER ESCUCHAR...

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Una de las principales virtudes del barquero era la de saber escuchar como pocos. Sin que le dijera una sola palabra, Siddhartha captó cómo su interlocutor iba acogiendo cuanto le contaba, sosegado, abierto, expectante; cómo no se le escapaba ninguna de sus palabras ni daba muestras de impaciencia al esperarlas; cómo se limitaba a escuchar, sin elogiar o censurar lo que oía. Siddhartha se percató de la felicidad que suponía confesarse con semejante oyente, verter en su corazón la propia vida, la propia búsqueda, las propias tribulaciones.
Cierta noche de luna clara, dialogaron:
-Son raras las personas que saben escuchar de verdad, y hasta ahora no había encontrado a nadie que lo hiciera como tú. Esto también lo he de aprender de ti- le dijo.
-Lo aprenderás- repuso Vasudeva- pero no de mí. El río me enseñó a escuchar; de él lo aprenderás tú, también. Lo sabe todo este río; el agua te enseña que es bueno tender hacia abajo, sumergirse, buscar las profundidades.
-¿También te enseñó el río que el tiempo no existe?
-Si, Siddhartha, para él no existe más que el presente, sin la menor sombra de pasado o de futuro.
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Fragmento de un capítulo del libro "Siddhartha", de Hermann Hesse.
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En este bello pasaje, la personificación  es el recurso literario que se destaca y que atribuye características humanas a animales, objetos inanimados,
fenómenos naturales, en este caso el río, presentándolos como protagonistas  ejemplares, de quienes aprender acciones inherentes al hombre. Recordemos que también es el caso de las fábulas, los cuentos maravillosos y ciertas alegorías.
                 

viernes, 23 de marzo de 2012

UN MAESTRO JAPONÉS

El pintor japonés no usa tinta preparada, sino una pastilla dura que él mismo deslíe con agua, frotándola con movimientos circulares sobre una base de piedra, el zumi.
Según la cantidad de agua, obtiene los matices más variados, desde el negro profundo hasta los grises más claros.
Mas, ¿por qué el maestro no encarga a un discípulo experto esos trabajos preparatorios, inevitables? ¿Será que el desleír la tinta, el desatar tan cuidadosamente la cinta de rafia que envuelve el papel, dan alas a su intuición y creatividad artísticas?
A la serena y pausada tranquilidad con que lleva a cabo su rutina, debe la decisiva relajación y el equilibrio de todas sus energías, aquella concentración y presencia de ánimo, sin los cuales ninguna obra genuina se realiza. Sumergido en su quehacer, libre de intención, ante la mirada absorta y atenta de su alumno, es conducido hacia el momento en que la obra se concreta casi por sí sola. La enseñanza sin palabras del maestro llega entonces al discípulo, como una vela encendida hace arder a otra.
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Adaptación de un fragmento del libro "Zen en el arte del tiro con arco", de Eugen Herrigel.

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La emulación, como método de aprendizaje, es frecuente en muchas disciplinas de Oriente. Parece ser un excelente método, a juzgar por los resultados.