lunes, 31 de marzo de 2014

LAS DOS VASIJAS



Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.
 Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole:
- "Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir”.
El aguador, apesadumbrado, le dijo compasivamente:
 - "Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino."
Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchas flores hermosas a lo largo del camino, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar. El aguador le dijo, entonces:
- "¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y busqué el lado positivo de ello. Sembré semillas a lo largo del camino y todos los días las has regado;  si no fueras
exactamente como eres, hasta con tus defectos, no hubiera sido posible crear esta bellezas".
................................................................................................................................
Los hechos de la vida acarrean efectos positivos y negativos; solo es cuestión de observar en silencio para que nos sean revelados...

viernes, 7 de marzo de 2014

MURIÓ UN HOMBRE QUE TENÍA 17 CAMELLOS Y 3 HIJOS

Cuando el testamento fue leído, decía que la mitad de los camellos serían para el hijo mayor, un tercio para el segundo y la novena parte para el menor.
¿Qué hacer? 
Eran diecisiete los camellos, por lo tanto, uno de los animales debía ser cortado al medio.
Los hijos corrieron a buscar al matemático, el erudito del pueblo. Por mucho que razonó, el matemático no pudo encontrar la solución. 
-Es mejor buscar a alguien que entienda sobre camellos, no sobre matemáticas- pensó uno de ellos. Recurrieron entonces a un hombre inculto, pero sabio y con mucha experiencia en las cuestiones de la vida. Le explicaron el problema y sonrió: 
-Es muy simple la solución, no se preocupen. Alguien me ha regalado un camello y se los presto para  hacer las cuentas. 
Ahora había dieciocho camellos: nueve fueron dados al primer hijo, seis al segundo y dos al tercero, cumpliendo con lo especificado en el testamento. Sobró un camello, el que fuera prestado. 

...........................................................................................................................................  

Esta historia es la adaptación de un fragmento del libro "Palabras de fuego", de Rajneesh,  y sirve para ilustrar la diferencia entre sabiduría y erudición.  Lo sintetiza  así:  "La sabiduría es práctica, lo que no sucede con la erudición. La cultura es abstracta, la sabiduría es terrenal; la erudición es palabra, la sabiduría es experiencia". 

............................................................................................................................................

Sobró un camello, que en realidad era prestado y fue devuelto a su dueño. Esta fórmula también funciona con burros...